La ansiedad es una reacción normal y sana que surge cuando una persona se halla expuesta a situaciones que implican peligro, amenaza o preocupación. Esta amenaza puede ser real y externa o puede tratarse de un pensamiento de anticipación de algo malo que creemos que va a ocurrir.
Sí, a veces es una respuesta adecuada y necesaria ante una situación de peligro, siendo un mecanismo esencial de protección del individuo y la especie.
Se producen una serie de complejos cambios bruscos en el funcionamiento del organismo con el fin de prepararlo para afrontar ese peligro mediante las respuestas de lucha o huida: se incrementa la secreción de adrenalina y cortisol, se acelera la respiración y la frecuencia cardíaca para enviar más oxígeno a los músculos y aumentar la energía disponible, se incrementa la respuesta inmune y los glóbulos blancos se preparan para hacer frente a las infecciones, etc.
Cuando se produce ante un estímulo que es interpretado como peligroso por la persona la ansiedad es adaptativa, y por tanto es una respuesta adecuada y nos proporciona la energía, el impulso, la atención y concentración necesarios para protegernos y afrontar la dificultad.
Veamos dos ejemplos:
La ansiedad no es adaptativa, y supone un trastorno, si nos desborda, nos paraliza, nos deja la mente en blanco y/o nos incapacita para afrontar el peligro o desarrollar mecanismos de protección.
En momentos de mucho estrés podemos sufrir un ataque de ansiedad. Se trata de reacciones extremas con síntomas similares a un ataque al corazón que nos asustan mucho, con lo que aumenta nuestra ansiedad y por tanto el pánico. Es importante conocer los síntomas para no magnificarlos.
La mejor manera de ayudar a quien sufre un ataque de ansiedad es distraerle para desviar su atención de los síntomas, hacer que hable, que comprenda que solo es ansiedad y que no le va a pasar nada malo. El objetivo es evitar agravar los síntomas.
Hablamos de Trastornos de Ansiedad cuando:
Los trastornos de ansiedad provocan síntomas físicos, conductuales, cognitivos y emocionales como: inquietud, irritabilidad, cefaleas, angustia, desasosiego, nerviosismo, temblores, tensión muscular, taquicardia, molestias gástricas, problemas de sueño, fatiga, mareos, vértigos, dificultades de concentración, pérdida de memoria, dificultades en el habla, etc.
En estas situaciones hay que consultar con un profesional de la psicología.
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Si quieres evaluar tu nivel de Ansiedad puedes hacer el Test de Ansiedad.
Nuestras actitudes, nuestra manera de pensar, nuestras creencias, nuestra manera de afrontar los conflictos,… condicionan nuestro nivel de cortisol y nuestra ansiedad.
Conocer, prevenir y afrontar la ansiedad.