“La capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones”.
Es una definición que engloba varios elementos:
Se trata de conocer nuestros propios sentimientos y emociones. Entender a qué se deben nuestros estados de ánimo, y saber cómo nos influyen. Cómo nuestro estado anímico afecta a nuestro comportamiento. También es importante saber cómo afecta a otras personas.
Nos permite detectar cómo funcionan nuestras emociones. Reflexionar y controlar nuestros impulsos, sentimientos y emociones, para no dejarnos llevar por ellos sin pensar antes de actuar.
El autocontrol emocional nos ayuda a ser personas asertivas, abiertas y flexibles, capaces de afrontar las situaciones difíciles y de generar emociones positivas y optimistas.
En este caso se trata de marcarnos metas y objetivos realistas que nos benefician y que buscamos superar con optimismo, esperanza e iniciativa. Es importante saber tomar decisiones y también lo es ser capaz de buscar ayuda cuando es necesaria.
Saber interpretar las emociones y sentimientos de otras personas, nos ayuda a comprender, a ponernos en su lugar, a compartir su estado emocional.
Todo ello potencia el establecimiento de vínculos personales más sólidos y permite tener relaciones sociales positivas.
Unas buenas habilidades sociales nos permiten mantener buenas relaciones y saber comunicarnos con todo tipo de personas generando confianza. Nos ayudan a resolver los conflictos con eficacia, asertividad y respeto.
En resumen, la Inteligencia Emocional:
¿Quieres saber más sobre las emociones?
Conocerse mejor para construir nuevas maneras de percibir, sentir y actuar.
Ser capaz de generar emociones positivas para afrontar mejor los desafíos de la vida.